Por Raúl López Bonilla responsable de Negocio y Servicios en Seidor.
Con el movimiento hacia la nube en pleno auge, las empresas están sofisticando sus demandas en cuanto a la seguridad, alta disponibilidad y rendimiento de los entornos cloud computing. Este nuevo modelo de prestación de servicios de negocio y tecnología ha ampliado el catálogo de recursos tecnológicos al que pueden acceder empresas de todos los tamaños. De este modo, responden a las necesidades cambiantes del negocio de forma flexible y ágil, sin limitarse por fuertes inversiones iniciales ya que pagan únicamente por el consumo realizado. Un estudio de IDC de mayo de 2010 revelaba que el suministro de software como servicio (SaaS) supone ya un mercado de 13.100 millones de dólares. Para 2014, las previsiones de la consultora son que alcance los 40.500 millones de dólares.
No obstante, para su desarrollo pleno, el cloud computing debe hacer frente a dos desafíos simultáneos y no siempre fáciles de armonizar: la necesidad de racionalizar los costes de operación de TI y la obligación de salvaguardar la seguridad de los datos y cumplir las disposiciones legales vigentes.
El modelo cloud computing es, en primer lugar, un auto-servicio bajo demanda. Permite a la empresa obtener lo que necesita cuando lo necesita, ya que se pueden aumentar las capacidades de computación -desde el tiempo de almacenamiento a los servidores de red- según sea necesario y de forma automática, sin necesidad de interacción humana con el proveedor de servicio.
El acceso a la red global es posible, además, a través de una gran variedad de dispositivos (Pcs, portátiles, teléfonos, PDAs...). Los recursos y los costes son compartidos, como el almacenamiento, el procesamiento, la memoria, el ancho de banda de red y las máquinas virtuales, de una manera sostenible.
Asignación flexible de recursos
A medida que las demandas fluctúan, los servicios en la nube pueden escalar rápidamente (en algunos casos, de forma automática). De este modo, la empresa queda liberada de tener que instalar nuevos servidores en línea o reasignar recursos para hacer frente a las nuevas demandas. Para el usuario final, las capacidades disponibles para la provisión son ilimitadas. Se pueden comprar en cualquier cantidad y en cualquier momento.
Una característica clave del servicio en la nube es la capacidad de medición, por usuario o por hora, en función del tipo de servicio prestado (almacenamiento, procesamiento, ancho de banda, cuentas de usuario activas). Esto garantiza que la empresa pague únicamente por el uso y utilización de recursos monitorizados y controlados. El servicio es transparente tanto para el proveedor como para el usuario.
Al subcontratar los servicios a proveedores que se encargan de todos los costes de mantenimiento de las infraestructuras, se facilita la planificación de los presupuestos anuales, al reducir los costes conocidos y eliminar casi por completo los costes imprevistos. El modelo cloud transforma así los gastos fijos en variables. Su rápida puesta en marcha impulsa además la agilidad del negocio, fomentando la colaboración en la empresa dispersa y abriendo el mundo de las TI empresariales a cualquier pyme, por modesta que ésta sea.
Fuente: www.economiadehoy.com
Con el movimiento hacia la nube en pleno auge, las empresas están sofisticando sus demandas en cuanto a la seguridad, alta disponibilidad y rendimiento de los entornos cloud computing. Este nuevo modelo de prestación de servicios de negocio y tecnología ha ampliado el catálogo de recursos tecnológicos al que pueden acceder empresas de todos los tamaños. De este modo, responden a las necesidades cambiantes del negocio de forma flexible y ágil, sin limitarse por fuertes inversiones iniciales ya que pagan únicamente por el consumo realizado. Un estudio de IDC de mayo de 2010 revelaba que el suministro de software como servicio (SaaS) supone ya un mercado de 13.100 millones de dólares. Para 2014, las previsiones de la consultora son que alcance los 40.500 millones de dólares.
No obstante, para su desarrollo pleno, el cloud computing debe hacer frente a dos desafíos simultáneos y no siempre fáciles de armonizar: la necesidad de racionalizar los costes de operación de TI y la obligación de salvaguardar la seguridad de los datos y cumplir las disposiciones legales vigentes.
El modelo cloud computing es, en primer lugar, un auto-servicio bajo demanda. Permite a la empresa obtener lo que necesita cuando lo necesita, ya que se pueden aumentar las capacidades de computación -desde el tiempo de almacenamiento a los servidores de red- según sea necesario y de forma automática, sin necesidad de interacción humana con el proveedor de servicio.
El acceso a la red global es posible, además, a través de una gran variedad de dispositivos (Pcs, portátiles, teléfonos, PDAs...). Los recursos y los costes son compartidos, como el almacenamiento, el procesamiento, la memoria, el ancho de banda de red y las máquinas virtuales, de una manera sostenible.
Asignación flexible de recursos
A medida que las demandas fluctúan, los servicios en la nube pueden escalar rápidamente (en algunos casos, de forma automática). De este modo, la empresa queda liberada de tener que instalar nuevos servidores en línea o reasignar recursos para hacer frente a las nuevas demandas. Para el usuario final, las capacidades disponibles para la provisión son ilimitadas. Se pueden comprar en cualquier cantidad y en cualquier momento.
Una característica clave del servicio en la nube es la capacidad de medición, por usuario o por hora, en función del tipo de servicio prestado (almacenamiento, procesamiento, ancho de banda, cuentas de usuario activas). Esto garantiza que la empresa pague únicamente por el uso y utilización de recursos monitorizados y controlados. El servicio es transparente tanto para el proveedor como para el usuario.
Al subcontratar los servicios a proveedores que se encargan de todos los costes de mantenimiento de las infraestructuras, se facilita la planificación de los presupuestos anuales, al reducir los costes conocidos y eliminar casi por completo los costes imprevistos. El modelo cloud transforma así los gastos fijos en variables. Su rápida puesta en marcha impulsa además la agilidad del negocio, fomentando la colaboración en la empresa dispersa y abriendo el mundo de las TI empresariales a cualquier pyme, por modesta que ésta sea.
Fuente: www.economiadehoy.com
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