Critica la indecisión política y el método contable.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) cifró ayer en 300.000 millones de dólares el impacto de la crisis de deuda soberana en la banca europea. La cifra hay que tomarla con gran cautela, el propio FMI lo reconoce. La entidad critica la indecisión y lentitud de las autoridades políticas a la hora de afrontar la crisis y advierte que la banca aplica métodos contables que no reflejan la pérdida de valor de su cartera de deuda.
El FMI publicó ayer el Informe de estabilidad financiera global en el que trata de identificar las principales vulnerabilidades del sector financiero en un contexto marcado por un débil crecimiento y un elevado endeudamiento. El informe trata de cuantificar el impacto de la crisis de deuda soberana en la banca europea, llegando a la controvertida cifra de los 300.000 millones de euros. Un dato que, la misma entidad lo advierte, no puede ser tomado como el importe necesario para recapitalizar los bancos, ni tampoco como pérdidas directas derivadas de la situación. Es el deterioro de los activos en manos de los bancos basado en la caída acumulada en los precios de mercado desde finales de 2009.
Para este cálculo se han tenido en cuenta los bonos emitidos por los seis países más afectados por la crisis: España, Italia, Grecia, Irlanda, Portugal y Bélgica, más la exposición a los bancos del área caliente de la eurozona. Solo la parte de los bancos representa casi 100.000 millones en el recuento total. El efecto España está cuantificado en 44.000 millones, por detrás de Grecia (56.000 millones) e Italia (71.000 millones).
El FMI indica que, para calcular adecuadamente las necesidades de capital de los bancos, sería necesario llevar a cabo un test de estrés "exhaustivo" que considera que aún no se ha llevado a cabo. La razón es que aproximadamente un 88% del riesgo acumulado por los bancos con motivo de su exposición a deuda soberana puede no estar correctamente valorado. Se trata de aquellos bonos que están disponibles para su venta (un 49% del total), que sí suelen estar valorados al precio actual de mercado, pero donde se han detectado incoherencias. Un ejemplo que cita el FMI es la manera que los bancos reconocen las pérdidas originadas por bonos griegos "que siguen en algunos casos procesos de valoración interna, en lugar de hacerse a precios de mercado". En lo que se refiere a la deuda que los bancos mantienen hasta su vencimiento (un 39%), el FMI destaca que el proceso de cálculo suele "subestimar el efecto del deterioro derivado por el riesgo de crédito", lo que provoca que las provisiones sean menores de lo que deberían.
Reforzar el capital
La transmisión del riesgo soberano al sector financiero es extensa y tiene profundas consecuencias: encarece los costes de financiación para los bancos afectados, eleva las necesidades de dotación de provisiones y complica su acceso a la financiación en los mercados mayoristas. El resultado de esas dificultades de financiación es dramático: los bancos se ven abocados a reducir su endeudamiento cortando la concesión de créditos a hogares y empresas, lo que impide la reactivación económica. Al mismo tiempo, las entidades dejan de prestar a otras entidades, ante la necesidad de aumentar sus reservas de liquidez para cubrir las potenciales pérdidas en un peligroso círculo vicioso.
Por eso, el FMI subraya que "son necesarios esfuerzos creíbles para fortalecer la resistencia del sistema financiero", explica el FMI, que llama a los bancos a reforzar los balances, con capital privado, pero también con capital público "si es preciso".
Hay un hecho incuestionable. En solo un año, el porcentaje de deuda soberana emitida que soportaba un CDS (prima de riesgo de impago) superior a los 200 puntos básicos ha pasado del 5% a un 43%. Eso se traduce en que cerca de tres billones de euros emitidos por países de la eurozona está soportando un CDS superior a los 200 puntos.
España debe actuar con "decisión"
El informe ha sido coordinado por el director de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales del FMI, José Viñals. El directivo compareció en rueda de prensa y afirmó que es "fundamental" que España complete el proceso de reforma del sector financiero, que calificó de "éxito". Viñals también animó a España a que avance en las reformas estructurales "con la mayor decisión posible". El directivo del FMI celebró la reforma de la Constitución, que restringirá la capacidad de endeudamiento del Estado, porque es un paso decisivo hacia "la sostenibilidad y mejor salud" de las cuentas públicas a medio plazo.
En cualquier caso, España no es el único país que tiene que acelerar las reformas. De hecho, el informe de la entidad multilateral critica especialmente la gestión de las autoridades europeas y de EE UU. En este último caso, el FMI cree que la economía americana aún no ha actuado para conducir su deuda "a una trayectoria creíble" de estabilización. Sobre la eurozona, el organismo multilateral celebra los acuerdos del 21 de julio, pero insta a que sean aplicados de forma "veloz y coordinada" para mitigar el riesgo de contagio de la inestabilidad.
Un entorno difícil
Política monetaria: el FMI avisa de que una política de tipos próxima a cero, "aunque necesaria actualmente", amenaza la estabilidad a largo plazo. La búsqueda presurosa de rentabilidad genera efectos indeseados, como una apuesta excesiva por la deuda privada.
Fondos monetarios: estos son cruciales para la financiación a corto plazo de las entidades bancarias. Es preciso restablecer la confianza en el sector para que la financiación siga fluyendo.
El FMI publicó ayer el Informe de estabilidad financiera global en el que trata de identificar las principales vulnerabilidades del sector financiero en un contexto marcado por un débil crecimiento y un elevado endeudamiento. El informe trata de cuantificar el impacto de la crisis de deuda soberana en la banca europea, llegando a la controvertida cifra de los 300.000 millones de euros. Un dato que, la misma entidad lo advierte, no puede ser tomado como el importe necesario para recapitalizar los bancos, ni tampoco como pérdidas directas derivadas de la situación. Es el deterioro de los activos en manos de los bancos basado en la caída acumulada en los precios de mercado desde finales de 2009.
Para este cálculo se han tenido en cuenta los bonos emitidos por los seis países más afectados por la crisis: España, Italia, Grecia, Irlanda, Portugal y Bélgica, más la exposición a los bancos del área caliente de la eurozona. Solo la parte de los bancos representa casi 100.000 millones en el recuento total. El efecto España está cuantificado en 44.000 millones, por detrás de Grecia (56.000 millones) e Italia (71.000 millones).
El FMI indica que, para calcular adecuadamente las necesidades de capital de los bancos, sería necesario llevar a cabo un test de estrés "exhaustivo" que considera que aún no se ha llevado a cabo. La razón es que aproximadamente un 88% del riesgo acumulado por los bancos con motivo de su exposición a deuda soberana puede no estar correctamente valorado. Se trata de aquellos bonos que están disponibles para su venta (un 49% del total), que sí suelen estar valorados al precio actual de mercado, pero donde se han detectado incoherencias. Un ejemplo que cita el FMI es la manera que los bancos reconocen las pérdidas originadas por bonos griegos "que siguen en algunos casos procesos de valoración interna, en lugar de hacerse a precios de mercado". En lo que se refiere a la deuda que los bancos mantienen hasta su vencimiento (un 39%), el FMI destaca que el proceso de cálculo suele "subestimar el efecto del deterioro derivado por el riesgo de crédito", lo que provoca que las provisiones sean menores de lo que deberían.
Reforzar el capital
La transmisión del riesgo soberano al sector financiero es extensa y tiene profundas consecuencias: encarece los costes de financiación para los bancos afectados, eleva las necesidades de dotación de provisiones y complica su acceso a la financiación en los mercados mayoristas. El resultado de esas dificultades de financiación es dramático: los bancos se ven abocados a reducir su endeudamiento cortando la concesión de créditos a hogares y empresas, lo que impide la reactivación económica. Al mismo tiempo, las entidades dejan de prestar a otras entidades, ante la necesidad de aumentar sus reservas de liquidez para cubrir las potenciales pérdidas en un peligroso círculo vicioso.
Por eso, el FMI subraya que "son necesarios esfuerzos creíbles para fortalecer la resistencia del sistema financiero", explica el FMI, que llama a los bancos a reforzar los balances, con capital privado, pero también con capital público "si es preciso".
Hay un hecho incuestionable. En solo un año, el porcentaje de deuda soberana emitida que soportaba un CDS (prima de riesgo de impago) superior a los 200 puntos básicos ha pasado del 5% a un 43%. Eso se traduce en que cerca de tres billones de euros emitidos por países de la eurozona está soportando un CDS superior a los 200 puntos.
España debe actuar con "decisión"
El informe ha sido coordinado por el director de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales del FMI, José Viñals. El directivo compareció en rueda de prensa y afirmó que es "fundamental" que España complete el proceso de reforma del sector financiero, que calificó de "éxito". Viñals también animó a España a que avance en las reformas estructurales "con la mayor decisión posible". El directivo del FMI celebró la reforma de la Constitución, que restringirá la capacidad de endeudamiento del Estado, porque es un paso decisivo hacia "la sostenibilidad y mejor salud" de las cuentas públicas a medio plazo.
En cualquier caso, España no es el único país que tiene que acelerar las reformas. De hecho, el informe de la entidad multilateral critica especialmente la gestión de las autoridades europeas y de EE UU. En este último caso, el FMI cree que la economía americana aún no ha actuado para conducir su deuda "a una trayectoria creíble" de estabilización. Sobre la eurozona, el organismo multilateral celebra los acuerdos del 21 de julio, pero insta a que sean aplicados de forma "veloz y coordinada" para mitigar el riesgo de contagio de la inestabilidad.
Un entorno difícil
Política monetaria: el FMI avisa de que una política de tipos próxima a cero, "aunque necesaria actualmente", amenaza la estabilidad a largo plazo. La búsqueda presurosa de rentabilidad genera efectos indeseados, como una apuesta excesiva por la deuda privada.
Fondos monetarios: estos son cruciales para la financiación a corto plazo de las entidades bancarias. Es preciso restablecer la confianza en el sector para que la financiación siga fluyendo.
Fuente: www.cincodias.com
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