El mundo ha cambiado. Nuevos problemas. Nuevos retos. Nuevas condiciones. Sin embargo, seguimos gestionando nuestras empresas siguiendo los mismos principios que hace cien años… lo que a veces nos conduce a situaciones absolutamente absurdas. Necesitamos un tipo diferente de líder para gestionar la situación actual, más adaptable y flexible… ¿existe?
Este nuevo líder debe ser capaz de idear nuevas soluciones a
los problemas que tenemos actualmente y a algunos nuevos para los que nadie le
habrá preparado… por lo que ya no sirven estrategias de liderazgo de manual y
planteamientos inflexibles y burocráticos. Necesitamos un tipo de liderazgo con
características sustancialmente diferentes a las que hemos valorado en los
últimos tiempos:
CARACTERÍSTICAS DEL NUEVO LIDERAZGO QUE NECESITAMOS
- ADAPTABILIDAD
Si hay un patrón común que se repite en la actual coyuntura
económica es que NO hay patrones comunes y predecibles. Ya no sirven recetas
enlatadas ni casos de éxito de empresas acontecidos en situaciones y tiempos
diferentes… y que son en gran medida culpables de habernos traído aquí.
Necesitamos líderes flexibles, que puedan adaptarse
rápidamente a nuevas situaciones para las que no han sido preparados y de las
que no tenían información previa… algo fácil de decir pero tremendamente
difícil de conseguir, dado que tendemos a acomodarnos, y la era que vivimos no
nos va a dejar respirar, al menos durante un tiempo.
- PERSECUCIÓN
DE LA BUROCRACIA
Hubo una época no muy lejana donde los principales problemas
que sufrían las empresas eran de ejecución, de incapacidad de gestionar la demanda. En este
contexto la eficiencia y el proceso repetible se volvieron necesarios, trayendo
de la mano la ¿inevitable? burocracia.
En la situación actual, consecuencia del imperativo de la
rapidez y flexibilidad, necesitamos organizaciones extremadamente ágiles donde
la burocracia no tenga cabida. Es algo que aunque “de boquilla” todos
condenamos, en la realidad es una cómoda excusa que utilizamos para no salir de
nuestra zona de confort… pero debemos estar atentos, ya que esa zona de confort
es la que nos llevará a la
tumba. La clave es obsesionarse menos con planificar y
controlar hasta el último detalle y más con ejecutar pronto y cerca del
cliente.
- SOCIAL
Y COLABORATIVO
Cuando hablamos de líderes sociales hablamos de personas que
son conscientes de la necesidad de comunicar y reconocen el papel de la empresa
como nodo dentro de una intrincada maraña de actores… y es que el
“líder-ermitaño” que se sentaba en las alturas y no comunicaba tiene los días
contados.
Apertura y transparencia son dos de las características
esenciales del nuevo líder, que entiende que su empresa no debe ser un castillo
ni debe trabajar sola. No se trata de crear una cuenta de twitter (es sólo el canal),
sino de adoptar una mentalidad realmente colaborativa y abrazar la comunicación
como uno de los instrumentos más poderosos para transformar su entorno… y
comprender que la colaboración es la mejor opción para alcanzar los fines de la
empresa (o dicho de otra forma, es el fin del líder “Juan Palomo, yo me lo
guiso, yo me lo como”)
- MENOS
JERÁRQUICO
Aunque llevo mucho tiempo abogando por la redarquía como
forma de organización óptima, la realidad es que sigue siendo una utopía en
muchas de las compañías del país. Eso no quita que debamos abrazar con energía
muchos de sus principios, a la vez que nos esforzamos en evitar los habituales
errores de las jerarquías muy verticales: escasa comunicación entre niveles,
desconexión entre lo que sucede “arriba” y la realidad, demasiados planificando
y pocos ejecutando…etc.
Creo que debemos apostar de forma decidida por
organizaciones muchísimo más planas y diversas que las actuales, donde el
mérito para liderar no venga de los años que se han pasado “chupando banquillo”
sino del valor real que aporte cada persona a la compañía. Una vez me
dijeron que la mejor forma de evaluar el futuro de una empresa era enfrentar el
organigrama “formal” con la lista de personas que más valor aportaban a la
empresa; si no cuadraban, el futuro de la compañía estaba en jaque… y la
experiencia me confirma que así es.
- SIN
MIEDO AL FRACASO
Lo que no es lo mismo que desearlo… que parece que hoy en
día fracasar sea algo estupendo. Pero si que es cierto que existe una relación
absolutamente clara y medible sobre lo innovadora y ágil que es una
organización respecto a su tolerancia al fracaso.
Así que es necesario que empecemos a animar a nuestro equipo
a arriesgarse, a buscar nuevas soluciones y salir de la cómoda y anodina zona
gris donde han estado buscando respuestas habitualmente. Más allá existen
riesgos y errores, pero también aciertos e ideas transformadoras. Y para ello,
nada mejor que recompensar a los valientes aunque se equivoquen, sin censurar
el fracaso per se.
- VÉRTICES
DE LA PIRÁMIDE
Nos hemos acostumbrado a ver representado el papel del líder
como el vértice superior de la pirámide, alguien que se sentaba en las alturas
estratosféricas y desde allí comunicaba sus designios para que fueran permeando
a los distintos niveles de la organización… pero ¿cómo se reconcilia eso con la
nueva realidad expresada anteriormente?
En mi opinión lo que debemos buscar es efectivamente un
líder que se considera el vértice de la pirámide… pero de una pirámide
invertida, ya que sobre él descansa el resto de la organización. Eso
implica reconocer la necesidad real de ayudar a que el resto de la empresa haga
su trabajo, el rol de facilitador y no de líder paternalista… y asumir que no
se tienen todas las respuestas, buscando ayuda y colaboración siempre que sea
posible.
- ORIENTADO
AL LARGO PLAZO
Uno de los grandes errores que nos ha llevado a la situación
actual han sido los líderes cortoplacistas, animados por recompensas inmediatas
y beneficios cercanos. Creo que ya está sobradamente demostrado lo pernicioso
de ese enfoque… y sin embargo seguimos preocupados únicamente por la cuenta de
resultados, por exprimir el máximo jugo a la operación inmediata.
Sería terriblemente ingenuo no reconocer la necesidad de
buscar rentabilidad a corto/medio plazo, pero no deberíamos utilizar ese dato
como único factor para medir el éxito, que debería estar matizado con el
resultado a largo plazo. Eso implica por ejemplo no exprimir a los proveedores
sistemáticamente o apostar por estrategias de crecimiento que a corto plazo
sean muy lucrativas pero a largo plazo pongan en riesgo a la empresa.
- ÍNTEGRO
Y SOCIALMENTE RESPONSABLE
De la mano de la visión de largo plazo viene una de las
cualidades más importantes que debería poseer un líder, y que por culpa de
algunos casos sonados han degradado la figura del líder-empresario al del
oportunista sin escrúpulos capaz de todo para enriquecerse personalmente.
El tener poder implica una gran responsabilidad. Por ello la
integridad y la
devolución REAL de valor a la sociedad (más allá de los casos
donde la responsabilidad social corporativa o RSC se usa como arma de marketing
y no bien entendida) es algo imprescindible.
- DE
MENTE ABIERTA, CREATIVO E INNOVADOR
Si hay un hecho constante en esta nueva realidad es que
nadie tiene todas las respuestas… y que éstas pueden venir de los lugares más
sorprendentes. Eso implica que debemos abandonar esa enraizada creencia de que
las buenas ideas sólo vienen de los que peinan canas y de la gente con mucha
experiencia. Precisamente esa experiencia es a veces una barrera para
considerar nuevas opciones. Un líder creativo es aquel que sabe ver
oportunidades en sitios donde otros no las han visto, o sabe hibridar
encontrando y explotando las conexiones entre elementos a priori inconexos.
Por eso debemos abrazar la mente del aprendiz y esforzarnos
en tratar cada planteamiento e idea como si fuera la primera vez que la
escucháramos (aborreciendo y persiguiendo los “siempre se ha hecho así” y “aquí
no funcionaría”). En todas partes pueden y deben surgir ideas interesantes:
desde los mandos intermedios a los becarios, desde los clientes a los
proveedores o a la competencia…. si queremos una empresa innovadora y creativa
debemos empezar por trabajar sobre nosotros mismos y nuestros prejuicios.
- REALISTA
Y ENFOCADOS
En la situación actual no hay nada más peligroso que un
líder que confunde la flexibilidad y la adaptabilidad con el perseguir todas y
cada una de las oportunidades que pasan (la estrategia del pollo sin cabeza).
Es algo que no sólo resulta desmoralizador para el equipo sino que es
extremadamente caro… así que mejor seamos realistas y explotemos los recursos
(finitos por definición) que tenemos para conseguir los mejores resultados.
Para ello, en lugar de adoptar estrategias cobardes (en las
que realmente no apostamos por ninguna línea o donde realmente no llegamos a
darles la oportunidad de dar sus frutos), escojamos 1 o 2 y pongamos todo
nuestro foco, pasión y recursos en ellas… para poder ejecutarlas de forma ágil
llevándolas de forma temprana al mercado y obteniendo feedback real de clientes.
Fuente: http://javiermegias.com
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