De innovar se habla con frecuencia como un valor dentro de las empresas. Sin embargo, debemos reflexionar acerca de este concepto para evitar que vaya perdiendo significado práctico y termine convertido en un simple lema publicitario o un cliché.
Pensar en la innovación debería ser un asunto que implica
mucho más que cambio o invención. Es necesario ver la innovación como un reto
de productividad, que involucra a todos los miembros de una empresa, en virtud
de que la innovación individual cada día se hace más difícil.
Es un proceso que requiere disciplina y práctica constante.
No es un evento azaroso, producto de una inspiración celestial, y no
necesariamente está vinculado a la tecnología: las personas siguen siendo el
eje más importante en la innovación.
Las siguientes reflexiones sobre innovación pueden
proporcionar a pequeñas y medianas empresas criterios de gerencia para
conseguir y mantener una posición competitiva en su área:
• Dialogar con los clientes:
Los clientes y demás públicos externos (comunidades,
autoridades, sociedad) son una fuente inagotable de ideas para innovar, quizás
la más importante. Ellos determinan el propósito final de la innovación. En este
sentido, la atención al cliente puede ser el canal más valioso para identificar
oportunidades inmediatas de mejoras y cambios, tanto en los productos como en
los servicios. Si no se escucha con humildad a clientes, proveedores y
comunidades, el proceso innovador se hace cuesta arriba. El hábito de escuchar
con empatía y sin prejuicios es una pieza clave en las empresas para crear con
sentido productivo y rentable.
• Los clientes internos:
Para innovar debemos interesarnos y atender a empleados y
colaboradores. Ellos necesitan estar bien capacitados y entrenados. Solo así
llegarán a tener compromiso y lealtad, tanto con su trabajo como con la empresa. Invertir
en la gente como fuente de innovación también implica brindar una compensación
(salarial y emocional) acorde al desempeño, y un sistema de reconocimientos que
sea transparente, valioso y significativo. Así mismo, un ambiente de trabajo
positivo, inspirador, confiable y seguro es indispensable. La desconfianza y el
miedo son enemigos de la innovación.
• Equivocarse no es fracasar:
Para innovar es inevitable equivocarse. Quienes aspiren
innovar no deben paralizarse por el miedo al fracaso. Por el contrario, deben
sustituir esa palabra por la noción de aprendizaje y deben mantener una actitud
positiva y constructiva frente a los obstáculos. Sobre todo, deben seguir
intentando a pesar de los errores. El empresario y prolífico inventor
norteamericano Thomas Alva Edison lo puso en estos términos: "No fracasé,
sólo descubrí centenares de maneras de cómo no hacer una bombilla".
• La formación continua:
La innovación no suele verse como resultado de un proceso de
trabajo. Más bien se asocia con inventos espontáneos, producto de una
"aliatoriedad". Pero la innovación requiere esfuerzo y constancia. Es
el resultado del hábito y la disciplina para mantenerse alerta y flexible
frente a los cambios que nos rodean cotidianamente. Y también es el compromiso
de realizar cada día acciones dirigidas a mejorar, a corregir errores, y a
explorar nuevas maneras de responder al entorno y sus retos con sentido de
oportunidad y largo plazo.
• Pensar junto a otros:
"Dos cabezas piensan mejor que una" es un dicho
tradicional que aplica muy bien cuando hablamos de innovar. Cuando trabajamos
en equipo con sincero interés y atención a las ideas de todos sus miembros, se
potencian las posibilidades de descubrir nuevas rutas y maneras de hacer las
cosas. Aislarse para inspirarse no es una buena práctica, porque una idea se
enriquece y se perfecciona con aportes diversos, plurales y variados. Hay
creadores solitarios, pero son excepcionales. La innovación en equipo es
sinérgica: su resultado es mayor que la suma de las partes.
Si conviertes estos valores en parte de la cultura diaria de
todos los departamentos de tu empresa, las capacidades innovativas de tu equipo
de trabajo florecerá con más fuerza y rapidéz. Recuerda que innovar es una
actitud y una disposición a mejorar, crear y prosperar.
Fuente: www.degerencia.com
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